El verano se dejó caer en brazos del otoño y mis alegrías fueron desprendiéndose poco a poco acompañando las hojas de los árboles, muriendo en el festival colorido de la naturaleza de octubre. Imaginaba una y otra vez esa explosión de color que habría en los bosques mientras pasaban los días y con ellos mis ilusiones dormidas. Y como un suspiro que se llevó el viento, de pronto el otoño empezó a dormitar en el letargo del invierno que pinta de blanco las cumbres cercanas. Y cuando la tierra se prepara para sumergirse en el largo sueño del silencioso y …
Recuperación de una fractura de tobillo: El regreso a las montañas
